Saturday, March 28, 2020

"El virus se ha apoderado de todo", afirma Alejandro Llano


Los antiguos tenían más respeto que nosotros por las palabras. Y confiaban más en ellas. Hoy las tratamos a la ligera. Y dudamos de su poder performativo, de su capacidad de hacer cosas, de transformar la realidad. Cuando veo a los Estados Unidos encabezar la lista de los países afectados por el Coronavirus, me viene a la mente el grito triunfalista, convertido ahora en irónico lamento: “America first”.
        Ya no se habla del Brexit, me comentaba alguien. Y es que, contra toda expectativa, ahora todos somos Brexit: todos estamos encerrados y volcados sobre nosotros mismos, en un intento desesperado por defendernos. Nos domina, bajo una forma nueva, inédita, el mismo sentimiento ancestral que desde hace unos lustros nos acogota: el miedo.
        Aunque en forma insospechada, somos presa de lo que Bauman denominó “los terrores de lo global”. La nuestra es “la experiencia aterradora de unas poblaciones heterónomas y vulnerables, abrumadas por fuerzas que no pueden controlar ni comprender plenamente, horrorizadas ante su propia indefensión y obsesionadas con la seguridad de sus fronteras y de la población que reside en el interior de éstas, puesto que es precisamente esa seguridad fronteriza e intrafronteriza la que escapa a su control y parece estar destinada a quedar fuera de su alcance para siempre. En un planeta globalizado, habitado por sociedades «abiertas» a la fuerza, es imposible obtener (y, aún menos, garantizar con cierta fiabilidad) seguridad en un solo país o grupo selecto de países: no, al menos, por sus propios medios ni de manera independiente de la situación del resto del mundo”. (Zygmunt Bauman, Miedo líquido, p. 126).
        Nadie sabe cuándo retomaremos nuestra vida habitual, ni cómo será esta. Por lo pronto, algo resulta evidente y digno de nuestra reflexión: pasábamos muy poco tiempo en lo nuestro, en casa.

2 comments:

  1. América first es un desafortunado grito de liderazgo, que ahora es de auxilio ante la crisis. Que Dios nos proteja.

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  2. Hace rato que extrañaba leerte, muy querida Amalia. Esta es una muy interesante reflexión sobre este problema tan contemporáneo. De tu texto quiero destacar dos cosas: la primera es al inicio en donde afirmas que al decir "el virus se ha apoderado de todo" somos menos conscientes que los antiguos sobre la carga y el peso que tienen las palabras -como dirían nuestros padres y abuelos: la palabra tiene poder.
    La segunda cosa que me llamó la atención es el final, pues a partir de las referencias a la sociedad globalizada, se concluye con una frase lapidaria como "pasábamos muy poco tiempo en lo nuestro, en casa". Me gusta esta frase porque es una sacudida a la mentalidad del hombre de hoy, sumergido en tantas cosas que ha descuidado lo más cercano: la casa, la familia y nosotros mismos.

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